“En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es solo plata y no amores”, decía el mensaje que dejaron los boqueteros en el denominado “Robo del Siglo” a la sucursal del Banco Río en Acassuso, en enero de 2006.

“Pequeño J” no quiso ser menos y dejó un mensaje escrito en una de las puertas de la vivienda donde vivió antes de convertirse en el prófugo más buscado de la Argentina en la última semana, cuando se conoció el triple crimen de Florencio Varela.
“Tu Dios te ama… si te metes conmigo te metes con Dios”, escribió con un fibrón negro Tony Janzen Valverde Victoriano (20) en la casa su de pareja, en Isidro Casanova, y que fue allanada el viernes 26, cuando se logró su identificación.
La frase de «Pequeño J» en la puerta de la casa de su novia, en Isidro Casanova.
El joven narco peruano se creía omnipotente. Se lo describió como “salvaje” por la violencia utilizada para cometer los crímenes de Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Morena Gutiérrez (15), las chicas de La Matanza.
Se sospecha que “Pequeño J” no fue el brazo ejecutor de los homicidios, sino el cerebro de una organización narco transnacional. Para los investigadores, Valverde Victoriano no se manchaba las manos. Es por eso que no tenía antecedentes penales ni en su país ni en Argentina.
Que encontraron en la casa
Brenda, Morena y Lara fueron engañadas el viernes 19 a una casa en Florencio Varela con la excusa de que asistirían a una fiesta donde les pagarían 300 dólares a cada una. Se subieron a una camioneta Chevrolet Tracker en La Matanza de manera voluntaria. Ese vehículo fue hallado quemado horas después del crimen.
Las tres chicas comenzaron a ser buscadas por la Policía ese fin de semana. El miércoles 24 sus tres cuerpos aparecieron enterrados en la misma casa donde asistieron. Un descuido de los asesinos los delató: el teléfono celular de Lara, la más chica, impactó en la zona.
Cómo localizaron al «Pequeño J» en Perú: los detalles del operativo
El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, nombró ese día por primera vez a “Pequeño J”, del que solo se sabía su apodo, pero no su verdadera identidad.
Recién dos días después, gracias a los datos aportados por una testigo clave de identidad reservada, se llegó a una de las últimas casas donde estuvo el narco.
Detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de La Matanza llegaron hasta un domicilio en Isidro Casanova. Allí encontraron lo que uno de los “buchones” había descrito.
“No matamos a nadie, no tengo nada que ver”, dijo el principal acusado.
Había una pistola Glock y municiones dentro de un colchón. También encontraron varios documentos y pasaportes de Argentina y Perú. Entre ellos estaba el del más buscado: “Pequeño J”, o desde ese momento, Tony Janzen Valverde Victoriano.
También había fotos del joven buscado, documentos de un tío y primos y hasta ticket de transferencias realizadas en dólares con destino Perú, más precisamente al departamento La Libertad, de donde era oriundo.
«Es un escurridizo. se mueve de un domicilio a otros. No tiene uno fijo», describió un investigador que contó que las zonas por donde se solía moverse «Pequeño J» eran La Matanza, Florencio Varela y los barrios 21-24, 1-1-14 y Zavaleta.
La caída del “Pequeño J”
Valverde Victoriano tenía las horas en libertad contadas. Un trabajo minucioso del fiscal de Homicidios de La Matanza Adrián Arribas, junto con la de los investigadores de la DDI del distrito y la colaboración de Interpol lograron seguirlo hasta Perú.
Allí no solo estaba “Pequeño J”, sino quien fue señalado como su mano derecha, Matías Agustín Ozorio (28). A este joven lo detuvieron este martes a la mañana en Lima.
Así detuvieron en Perú a Matías Ozorio, buscado por el triple crimen
Cuando lo agarraron, dijo que un grupo narco lo había secuestrado, a la que describió como “una mafia”, señaló que ingresó desde la selva de Paraguay y que escapó hace dos días de Trujillo. Las últimas 48 horas vivió en la calle, sostuvo.
«Nos están echando la culpa nada más, no matamos a nadie», se defendió mientras la Policía de Perú lo trasladaba a la sede donde quedó alojado toda la noche.
Fuentes policiales confirmaron a Clarín que “Pequeño J” será sometido a un proceso de extradición mientras que las autoridades peruanas evalúan la expulsión de Ozorio.
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Así fue la detención de Pequeño J en Perú
Valverde Victoriano cayó por un error casi de principiantes: utilizó su mismo teléfono que tenía en Argentina. Ese detalle hizo que los investigadores sigan su camino. Se cree que ingresó por Bolivia, más precisamente Villazón, donde fue detenido otro de los nueve imputados, Lázaro Víctor Sotacuro (41).
Los otros detenidos
Con las capturas de “Pequeño J” y de su socio Matías Ozorio, ya son nueve los apresados por el triple crimen de Florencio Varela.
Los primeros cuatro fueron Magalí Celeste González Guerrero (28), Miguel Ángel Villanueva Silva (25), Daniela Iara Ibarra (19) y Maximiliano Andrés Parra (18).
Según la investigación, los dos mayores serían los dueños de la casa donde asesinaron a Brenda, Morena y Lara, mientras que los más jóvenes fueron detenidos cuando limpiaban la escena del crimen.
Morena, Brenda y Lara, víctimas de un crimen brutal.
El quinto en caer fue Sotacuro, capturado apenas cruzó la frontera desde Jujuy hacia Bolivia. Está señalado como uno de los conductores que dieron «apoyo» a la camioneta en la que trasladaron a las víctimas.
El sexto fue Ariel Giménez (29), acusado de haber cavado el pozo donde arrojaron los restos descuartizados de las chicas y de intentar taparlo. Fue arrestado el viernes por la noche, cuando regresaba a su casa.
El lunes se sumó una séptima detenida: Florencia Ibáñez (30), sobrina de Sotacuro, localizada a bordo del auto de su tío, un VW Fox.